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miércoles, 14 de septiembre de 2011

Lo que rescato del 11-9

Han pasado diez años desde el increíble ataque terrorista que estrelló cuatro aviones llenos de pasajeros inocentes contra los edificios que simbolizaban el poder económico, político y militar de los Estados Unidos en Nueva York y Washington.
Unas 3.000 personas murieron ese día, y otros mil más en los días sucesivos a causa del polvo y de las toxinas que se dispersaron con la caída de las Torres Gemelas. Los sacrificios realizados por los primeros en responder durante el 11S ofrecieron un rayo de luz en un “día de oscuridad". Ese fatídico día no sólo murieron ciudadanos de los Estados Unidos, sino gente de más de 70 nacionalidades, de diferentes credos y culturas.
Mientras que muchos trataban de escapar de una muerte inminente, cientos de personas corrían hacia el peligro para ayudar a las víctimas. Ellos dieron sus vidas por salvar otras. Estaban convencidos que eso era lo que tenían que hacer y estaban preparados para hacerlo. El sacrificio de los bomberos de Nueva York y de otros que actuaron como ellos sigue siendo un mensaje de luz esplendorosa en un día de oscuridad. Se calcula que más de 400 voluntarios murieron el 11 de septiembre, incluidos los 343 miembros del New York Fire Department.
Lo más lamentable es que el nuevo milenio que acababa de comenzar no se convirtió en un tiempo de paz sino que, una vez más, en un tiempo en que el odio quiso mostrar su poder. Y diez años después todavía existe la guerra y los problemas no se han resuelto, a pesar de las guerras que siguieron no parece que el terrorismo vaya a acabar por ello. Hoy, por ejemplo, nos llegan noticias que un grupo talibán lanzó un ataque coordinado contra embajada de Estados Unidos y cuartel general de la OTAN en Kabul. Los atacantes talibanes estaban armados con lanzagranadas, AK-47 y chalecos suicidas. El ataque se produjo menos de dos meses después de que las fuerzas afganas asumieran la responsabilidad formal por la seguridad en la capital. El  terminó tras casi 24 horas, once civiles y cuatro policías afganos perdieron la vida. Esto es solo un ejemplo de una guerra que inicio como respuesta al 9-11.
Con todo, a pesar de la tragedia del 11 de septiembre, el odio no fue la respuesta principal: ¡Con cuánto compromiso de compasión, de servicio, de oración, con cuánto deseo de comprensión, de diálogo y de paz, respondieron, de forma discreta pero concreta, aquellos que no se dejaron llevar por la desesperación ni por el deseo de venganza! ¡Cuánto odio pero también cuánto amor! ¿Quién prevaleció? ¿Quién prevalece hoy? ¿Quién prevalecerá? Nosotros, que nos inspiramos en el nombre de Dios, queremos que todos los que le dan culto recuerden una vez más la invencible voluntad de servir a la vida y a la paz.

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