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viernes, 23 de julio de 2010

¿CUAL ES EL PRIMER SEXO?

Y la pregunta de hoy es la siguiente: ¿por qué los varones tenemos tetillas si no las usamos, si no dan leche, si no nos sirven para nada?... ¿Qué me responden?
Bueno, tal vez porque… porque… porque Dios nos ha hecho así?
Para que se cuelguen un piercing?
Un error de la Naturaleza…? la Naturaleza también se equivoca…
Nada de eso. Veamos... La genética nos da la respuesta. Atiendan bien. Cuando un espermatozoide y un óvulo se unen, comienza el proceso de fabricación de un ser humano, ¿no es cierto? Ustedes saben que hombres y mujeres tenemos 46 cromosomas en cada célula. Y como ya les expliqué en otra clase, los cromosomas son el manual de instrucciones para fabricar un ser humano, ¿se acuerdan? La mitad de los cromosomas los pone el papá y la otra mitad la mamá.
Ahora bien, todos los óvulos de la mujer, toditos, traen un cromosoma X. Los espermatozoides del hombre son de dos clases, unos traen un cromosoma X y otros traen un cromosoma Y (i griega como dicen en algunos países).
Si el espematozoide que llega primero a fecundar al óvulo es del tipo X, se juntará con el óvulo, que siempre es X, y formará un XX. XX es una niña.
Si la combinación es XX, nace una niña. Pero si el espermatozoide es del tipo Y, se junta con el óvulo, que siempre es X, y resulta un XY. ¿Qué es un XY? Un varón, esa es la fórmula de los varones, XY.
Pero hay un problema. El problema es que el cromosoma Y, el cromosoma masculino, es un poco haragán. No entra en acción hasta la octava semana después de la fecundación.
¿Y qué pasa en esas primeras semanas? Ahí está el detalle. Atiendan bien. Como el cromosoma Y todavía no se activa, el embrión comienza a desarrollar órganos femeninos.
¿Órganos femeninos? Exacto. ¿Cómo les explicaré? El diseño básico del cuerpo humano es femenino. La Naturaleza es como una máquina programada para fabricar mujeres. Si las glándulas sexuales hablaran, dirían: Mientras no me digan lo contrario, yo fabrico una mujer.
Pero… pero… ¿y qué pasa, entonces, en esa octava semana con el cromosoma Y? Buena pregunta. En la octava semana, el cromosoma masculino se despierta y se da cuenta que el embrión está fabricando una mujercita. Entonces, le envía un mensaje de testosterona al embrión y le dice: “No sigas fabricando una mujer. Reordena las piezas y fabrica un varón.”
¿y qué hace la Naturaleza? La Naturaleza reordena el diseño. Con las mismas piezas que estaba fabricando una mujer, las reordena y se pone a fabricar un varoncito. Pero hay algunas partes que ya estaban terminadas, como las tetillas. Por eso, todos nosotros, los varones, tenemos tetillas. Porque ya estábamos en la línea de montaje femenino.
¿Cómo? Usted quiere decir que… Que todos los varones íbamos a ser mujeres. Que un varón no es más que una mujer reorientada. Que el pene es un clítoris sacado fuera, reformulado. Que los testículos no son otra cosa que ovarios colgantes.
Durante siglos y milenios los varones hemos creído ser el primer sexo, el sexo fuerte. Esto es científicamente falso. Las mujeres son el primer sexo. El sexo masculino es el segundo. Y el secundario. Si todos los varones desaparecieran de la faz de la tierra, las mujeres podrían continuar la especie humana. Bastaría un banco de semen o una clonación. Las mujeres saben fabricar la vida. Pero si todas las mujeres del mundo desaparecieran, el género humano habría terminado.
Entonces… entonces… Eva no nació de Adán, como dice la Biblia. Sino Adán de Eva, como dice la ciencia.

martes, 13 de julio de 2010

La materia no existe. Todo es energía.

El título de este artículo resulta una obviedad para quien entienda mínimamente la teoría de la relatividad de Einstein, que afirma que materia y energía son equivalentes. La materia es energía altamente condensada que puede ser liberada, como lo mostró lamentablemente la bomba atómica. El camino de la ciencia ha hecho más o menos el siguiente recorrido: de la materia llegó al átomo, del átomo a las partículas subatómicas, de las partículas subatómicas a los «paquetes de onda» energética, de los paquetes de onda a las supercuerdas vibratorias en once dimensiones o más, representadas como música y color. Así un electrón vibra más o menos quinientos billones de veces por segundo. La vibración produce sonido y color. El universo sería, pues, una sinfonía de sonidos y colores. De las supercuerdas se llegó, finalmente, a la energía de fondo, al vacío cuántico.
En este contexto, recuerdo siempre una frase dicha por W.Heisenberg, uno de los padres de la mecánica cuántica, en un semestre que dio en la Universidad de Munich en 1968: «El universo no está hecho de cosas sino de redes de energía vibratoria, emergiendo de algo todavía más profundo y sutil». Por lo tanto, la materia perdió su foco central en favor de la energía que se organiza en campos y redes.
¿Qué es ese «algo más profundo y sutil» de donde emerge todo? Los físicos cuánticos y astrofísicos lo llaman «energía de fondo» o «vacío cuántico», expresión inadecuada porque dice lo contrario de lo que la palabra vacío significa. El vacío cuántico representa la plenitud de todas las posibles energías y sus eventuales densificaciones en los seres. De ahí que hoy se prefiera la expresión pregnant void «vacío preñado» o la «fuente originaria de todo ser». No es algo que pueda ser representado en las categorías convencionales de espacio-tiempo, pues es algo anterior a todo lo que existe, anterior al espacio-tiempo y a las cuatro energías fundamentales, la gravitatoria, la electromagnética, la nuclear fuerte y la débil.
Algunos astrofísicos lo imaginan como una especie de vasto océano, sin márgenes, ilimitado, inefable, indescriptible y misterioso en el cual, como en un útero infinito, están hospedadas todas las posibilidades y virtualidades de ser. De allí emergió, sin que podamos saber cómo ni por qué, aquel puntito extremadamente lleno de energía, inimaginablemente caliente que después explotó (big bang) dando origen a nuestro universo. Nada impide que de aquella energía de fondo hayan surgido otros puntos, gestando también otras singularidades y otros universos paralelos o en otra dimensión.
Con la aparición del universo, irrumpió simultáneamente el espacio-tiempo. El tiempo es el movimiento de la fluctuación de las energías y de la expansión de la materia. El espacio no es el vacío estático dentro del cual todo sucede, sino aquel proceso continuamente abierto que permite que las redes de energía y los seres se manifiesten. La estabilidad de la materia presupone la presencia de una poderosísima energía subyacente que la mantiene en este estado. En realidad, nosotros percibimos la materia como algo sólido porque las vibraciones de la energía son tan rápidas que no alcanzamos a percibirlas con los sentidos corporales. Pero para eso nos ayuda la física cuántica, justamente porque se ocupa de las partículas y de las redes de energía, que nos abren esta visión diferente de la realidad. La energía es y está en todo. Sin energía nada podría subsistir. Como seres conscientes y espirituales, somos una realización complejísima, sutil y extremadamente interactiva de energía.
¿Qué es esa de energía de fondo que se manifiesta bajo tantas formas? No hay ninguna teoría científica que la defina. Además necesitamos de la energía para definir la energía. No hay como escapar de esta redundancia, observada ya por Max Planck.
Esta Energía tal vez sea la mejor metáfora de lo que significa Dios, cuyos nombres pueden variar, pero señalan siempre la misma Energía subyacente. Ya el Tao Te Ching (§ 4) decía lo mismo del Tao: «El Tao es vacío, imposible de colmar, y por eso, inagotable en su acción. En su profundidad reside el origen de todas las cosas y unifica el mundo».
La singularidad del ser humano es poder entrar en contacto consciente con esta Energía. Él puede invocarla, acogerla y percibirla en forma de vida, de irradiación y de entusiasmo.