La
crisis de nuestra civilización científico-técnica exige más que explicaciones
históricas y sociológicas. Reclama una reflexión filosófica que desemboca en
una pregunta teológica. Quién lo vio claramente fue Martín Heidegger
(1889-1976), incluso antes de que hubiese surgido la alarma ecológica. En una
famosa conferencia en Munich en 1955 "Sobre la cuestión de la técnica"
en la que estuvieron presentes Werner Heisenberg y Ortega y Gasset, dejó claro
el riesgo que corren el mundo natural y la humanidad cuando se dejan absorber
totalmente por la lógica intrínseca de este modo de pensar y actuar que
interviene y manipula el mundo natural hasta sus últimas capas, para sacar
beneficios individuales o sociales. La cultura científico-técnica ha penetrado
tan profundamente en la comprensión de nosotros mismos que ya no podemos
entendernos ni vivir sin esta muleta introyectada en nuestro propio ser y estar
en el mundo.
HISTORIA, FILOSOFIA, POESIA Y MAS... Blog de opinión, artículos de crítica sobre la situación actual, con algo de historia, filosofía, poesía y algo Más... Algunas recomendaciones de libros y autores para estar actualizados. Estamos en la era de la información.
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martes, 28 de mayo de 2013
jueves, 18 de abril de 2013
22 de abril: DIA DE LA TIERRA
En el 2012, la NASA difundió esta
imagen de la Tierra. La foto del planeta con mejor resolución hasta entonces
tomada. En redes sociales se desató una gran polémica. Se comparó esta foto con
una de 1978.
Imagen cortesía de: -Nasa

Grupos y organizaciones ecologistas afirman que hemos pasado de bosques a desiertos en solo 34 años. Un informe de Naciones Unidas en el 2011 hablaba de una pérdida de 10 hectáreas de selva por minuto.
¿Qué más necesitamos para reflexionar? México, en esta última década, perdió 64 mil hectáreas de bosque. Y no solo son selvas. Casi la quinta parte de la población mundial no tiene acceso al agua. Se desperdicia, contamina o se distribuye de manera desigual.
Debemos resistir, seguir luchando por defender nuestro planeta. Y como dicen por ahí, una revolución sin baile no vale la pena.
- Nuestro planeta (Infantil)

Canción de la Tierra

- Hacedor de Lluvia

- Serenata para la tierra de uno

- Mama Tierra

BIBLIOGRAFÍA : - De bosques a desiertos en sólo 34 años - De bosques a desiertos en sólo 34 años - La NASA captura la foto de la Tierra de mayor resolución tomada hasta hoy
Articulo preparado por Radialistas.net
jueves, 6 de septiembre de 2012
PARAGUAY RESISTE
9 de Septiembre - Dia mundial de la Agrucultura
El golpe de estado ocurrido en Paraguay el pasado mes de junio tenía olor a soya, a maíz y a algodón. A soya, maíz y algodón transgénico. La empresa gringa Monsanto, la de las semillas transgénicas, estuvo detrás del golpe contra el presidente Fernando Lugo.
¿La prueba? No han pasado dos meses y el golpista Federico Franco, por decreto, ha autorizado el ingreso de las semillas Bollgard, el algodón transgénico de la Monsanto. Esas semillas son malignas. Ensucian la tierra, la dejan estéril para otros cultivos. Y ensucian también a la gente, la enferman con esos venenos.
A raíz del golpe, se ha formado el frente de lucha Paraguay Resiste con organizaciones campesinas, indígenas, estudiantiles y sindicales, liderado por el destituido presidente Fernando Lugo. Este frente ha iniciado la campaña llamada Operación Monsanto contra las empresas locales vinculadas con la transnacional estadounidense.
Paraguay cuenta con casi tres millones hectáreas de tierra dedicadas al cultivo de soja transgénica y concentradas en manos de los grandes latifundistas. ¿Sabe cuánto ganó la Monsanto sólo en el 2010 con sus semillitas transgénicas? 10 mil millones de dólares. Nada menos: 10 mil millones de dólares. Por eso botaron a Lugo, para seguir robando.
El gobierno golpista dice que las semillas Bollgard recuperarán milagrosamente la producción algodonera nacional. Dicen que brindarán enormes beneficios a los agricultores. La verdad es que estas semillas transgénicas de algodón cuestan cuatro veces más que las semillas nacionales. Y que los agricultores se verán obligados a comprar los herbicidas de la misma Monsanto. El productor paraguayo sabe. Y la verdad es que el algodón de semillas nacionales es de mucha mejor calidad de fibra que el producido por las semillas transgénicas y que el algodón nacional forma parte del patrimonio genético paraguayo, de su cultura ancestral.
El colectivo Anonymous Paraguay ha decidido unirse a la plataforma de activistas Paraguay Resiste. Para comenzar, han “hackeado” las páginas de Internet de las compañías nacionales vinculadas con la Monsanto. Anonymous también ha dejado fuera de servicio la página del golpista Federico Franco.
¡Paraguay Resiste!
¡No al golpe de estado!
¡No a la Monsanto!
El golpe de estado ocurrido en Paraguay el pasado mes de junio tenía olor a soya, a maíz y a algodón. A soya, maíz y algodón transgénico. La empresa gringa Monsanto, la de las semillas transgénicas, estuvo detrás del golpe contra el presidente Fernando Lugo.
¿La prueba? No han pasado dos meses y el golpista Federico Franco, por decreto, ha autorizado el ingreso de las semillas Bollgard, el algodón transgénico de la Monsanto. Esas semillas son malignas. Ensucian la tierra, la dejan estéril para otros cultivos. Y ensucian también a la gente, la enferman con esos venenos.
A raíz del golpe, se ha formado el frente de lucha Paraguay Resiste con organizaciones campesinas, indígenas, estudiantiles y sindicales, liderado por el destituido presidente Fernando Lugo. Este frente ha iniciado la campaña llamada Operación Monsanto contra las empresas locales vinculadas con la transnacional estadounidense.
Paraguay cuenta con casi tres millones hectáreas de tierra dedicadas al cultivo de soja transgénica y concentradas en manos de los grandes latifundistas. ¿Sabe cuánto ganó la Monsanto sólo en el 2010 con sus semillitas transgénicas? 10 mil millones de dólares. Nada menos: 10 mil millones de dólares. Por eso botaron a Lugo, para seguir robando.
El gobierno golpista dice que las semillas Bollgard recuperarán milagrosamente la producción algodonera nacional. Dicen que brindarán enormes beneficios a los agricultores. La verdad es que estas semillas transgénicas de algodón cuestan cuatro veces más que las semillas nacionales. Y que los agricultores se verán obligados a comprar los herbicidas de la misma Monsanto. El productor paraguayo sabe. Y la verdad es que el algodón de semillas nacionales es de mucha mejor calidad de fibra que el producido por las semillas transgénicas y que el algodón nacional forma parte del patrimonio genético paraguayo, de su cultura ancestral.
El colectivo Anonymous Paraguay ha decidido unirse a la plataforma de activistas Paraguay Resiste. Para comenzar, han “hackeado” las páginas de Internet de las compañías nacionales vinculadas con la Monsanto. Anonymous también ha dejado fuera de servicio la página del golpista Federico Franco.
¡Paraguay Resiste!
¡No al golpe de estado!
¡No a la Monsanto!
Cortesia: Radio Libre Asunción - Radialistas.
viernes, 31 de agosto de 2012
Historia del reto ecológico que tenemos hoy
Hace cerca de 11 mil años, la temperatura de la Tierra comenzó a aumentar de
modo natural, ocasionando el derretimiento progresivo de la última gran
glaciación. Gran parte del agua, al pasar del estado sólido al líquido, elevó
el nivel de los mares, separó tierras de los continentes, formó islas,
incentivó la formación de bosques y de otros ambientes. Los científicos dieron
a esta nueva fase el nombre de Holoceno.
15 grandes destrucciones que conoció la Tierra, especialmente la del
Cambriano hace 570 millones de años en la cual desapareció entre el 75 y el 90%
del capital biótico, verificamos que la vida sempre resistió y sobrevivió. Y si
nos concentramos solamente en el ser humano, siempre sobrevivió a las muchas
glaciaciones. Y aún más, tuvo un proceso de encefalización altamente acelerado.
Desde hace 2,2 millones de años aparecieron sucesivamente el homo
habilis, el homo erectus, y en los últimos cien mil años,
el homo sapiens, ya plenamente humano. Sus representantes eran
seres sociales, se mostraban cooperativos y usaban el habla, característica
humana. En
el intervalo de un millón de años, el cerebro de estos tres tipos de homo se
duplicó en volumen. Después de la aparición del homo sapiens, surgido hace 100
mil años, el cerebro no creció más. Ya no era necesario, pues surgió el cerebro
exterior, la inteligencia artificial, que es la capacidad de conocer, de crear
instrumentos y artefactos para transformar el mundo y crear cultura,
característica singular del homo sapiens sapiens.
lunes, 16 de julio de 2012
Economía verde versus economía solidaria
En resumen: "el futuro que queremos", lema central del documento de la ONU, no es otra cosa que la prolongación del presente. Éste se presenta amenazador y niega un futuro de esperanza. En un contexto como este, no avanzar es retroceder y cerrar las puertas a lo nuevo.
jueves, 16 de febrero de 2012
YEMANYÁ, DIOSA DE LA VIDA
Esta es la historia de Yemanyá, diosa yoruba traída a América por
las esclavas y esclavos africanos, madre y matriz, Reina del Mar y
Señora de la Vida.
Yemanyá era bella, inteligente, una negra esbelta de senos espléndidos.
Tan bella, que el guerrero Okeré fue a pedirla en matrimonio. Ella
aceptó casarse, pero puso una condición y le dijo: Tengo senos grandes para amamantar a muchos hijos e hijas. Tú, Okeré, nunca te reirás de mí ni de mis pechos.
Okeré era amable con Yemanyá y la trataba con respeto. Pero un día
llegó tarde a casa. Había bebido mucho vino de palma de dendé.
Yemanyá le dijo: Te esperaba y no llegaste. En vez de amor, traes alcohol.
Okeré estaba muy borracho y le dijo: ¡Mujer pechuda, mira las tetas que tienes!
Yemanyá se puso furiosa:
- Ningún hombre se burla de mí, aunque sea mi marido.
Yemanyá escapó de la cabaña. Llevaba consigo una garrafa con agua
sagrada, regalo de su madre. Furioso, Okeré ordenó traerla viva o
muerta. Al verse cercada, Yemanyá derramó la poción mágica y al punto
nació un río caudaloso que guiaba a la diosa hacia el mar. Para impedir la fuga de su esposa, Okeré se convirtió en una montaña que detuvo la corriente del río.
- Ningún hombre me detiene, aunque sea un guerrero poderoso.
Yemanyá llamó a su hijo Changó, dios de la luz y la justicia... Y Changó lanzó un rayo fulminante. La montaña se partió en dos, como un ñame cuando lo corta el machete.
Rota la montaña, el río siguió su curso. Pero sucedió que Changó vio
reflejada en las aguas la sensual belleza de su madre y la persiguió
para poseerla.
- Ningún hombre abusa de mí, y menos un hijo mío.
De los senos opulentos de Yemanyá salieron dos fuentes de agua, más
copiosas que el mismo río en que la diosa viajaba rumbo al mar. Así fue como Yemanyá entró en el mar y estableció su reino. La
recibieron los caracoles y los peces de mil colores. Y desde sus aguas,
la Diosa volvió fecundas a las mujeres de la tierra.
La noche del 2 de febrero es la fiesta grande de Yemanyá. Las playas de
Brasil, de Uruguay, de Cuba, se llenan de devotas con collares de
cuentas iridiscentes y vestidas de blanco, de creyentes que entran en el
mar hasta la cintura y cantan alabanzas a la diosa. En la arena, suenan
los antiguos tambores africanos.
Mar adentro, avanzan
las barcas iluminadas con velas blancas y azules, cargadas con perfumes,
sandías, caracoles y flores. A varias millas de la costa, las ofrendas
se arrojan al mar. Cuando amanece, mujeres y hombres se
retiran a sus casas. Caminan de espaldas, mirando al mar, esperando
descubrir en el horizonte dorado el rostro generoso de Yemanyá, madre
primordial, emperatriz de las aguas.
Que las mujeres quieran ser como Yemanyá y aprendan de ella para ser bellas e inteligentes.
viernes, 13 de enero de 2012
UN MUNDO COLOR DE PLOMO
La naturaleza empleó 3 mil millones de años para pintar de colores la tierra, los mares y el aire.
En el principio, la Tierra era de color gris.
El planeta recién nacido estaba envuelto en un manto espeso, opaco, de dióxido de carbono. La Tierra giraba en torno al Sol sin poder desembarazarse de aquellos
gases venenosos, ahogándose por la falta de atmósfera.
Así pasaron cientos de miles y millones de años. Nuestro planeta siguió dando vueltas sin esperanza. Pero sucedió que el dióxido de carbono se combinó con el óxido de
calcio. Poco a poco, milenio a milenio, la temperatura fue bajando y los
vapores de agua se condensaron en lluvias.
Diluvios universales lavaron la faz de la tierra. Las cuencas gigantes se llenaron y formaron los océanos primordiales. Pero todo continuaba siendo gris. Grises los mares, grises las rocas,
gris el aire. Todo mantenía un monótono color plomizo.
Y sucedió que en el borde de los océanos, como un regalo inesperado, apareció la vida. Eran algas pequeñísimas, microscópicas, que aprendieron a capturar los
rayos de sol con un pigmento mágico llamado clorofila. Comían luz y botaban oxígeno. Y el oxígeno despedido iba coloreando el cielo.
Fue una labor titánica, de infinita paciencia.
Durante tres mil millones de años, aquellas plantas diminutas se
multiplicaron y fueron dibujando, puntito a puntito de clorofila, la
tonalidad de los océanos. Las algas pintaron de verde el mar. Y la respiración de las algas pintó de azul el cielo.
Y sucedió que la vida marina conquistó la tierra. Las montañas se
vistieron de flores y la sangre roja de los animales palpitó en todo el
planeta.
Cuando la
mujer y el hombre llegaron a la Tierra, encontraron un paisaje
esplendoroso, dibujado con una paleta de mil colores. Durante épocas inmemoriales, nuestros ancestros vivieron en armonía
con la Naturaleza. Tomaban de ella lo necesario para vivir.
Pero corrieron los años y, con ellos, las ambiciones. La revolución industrial llenó de gases el mundo. Los desechos venenosos del carbón y el petróleo comenzaron a intoxicar la atmósfera. Ferrocarriles, fábricas, autos, bosques incendiados, más autos, más
chimeneas, más pozos de petróleo, más gases de invernadero...
Y las bombas. Miles de bombas arrojadas sobre la frágil corteza del mundo.
La Naturaleza empleó 3 mil millones de años para pintar de colores la tierra, los mares y el aire. A los humanos nos bastaron unas cuantas décadas para ensuciarlo todo.
Nuestro planeta azul se está volviendo gris, como al principio.
Gris como el humo que cubre nuestras ciudades.
Gris como la guerra. Como las cenizas de la muerte.
BIBLIOGRAFÍA: Jean-Marie Pelt, La historia más bella de las plantas, Anagrama, Barcelona 2001.
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