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lunes, 25 de junio de 2012

LA VERDADERA RIQUEZA, QUÉ SIGNIFICA?

La revista ´Fortune´ publicó la lista de los hombres más ricos del planeta. Allí aparecen el sultán de Brunei, que tiene una fortuna estimada en 37 mil millones de dólares; aparecen también los herederos de Sam Walton, con 24 mil y Takichiro Mori, con 14 mil. También figuran en esa lista personalidades como la Reina Isabel de Inglaterra, con 11 mil millones de dólares; Stavros Niarkos con 4 mil, y los mexicanos Carlos Slim, con 2 mil y Emilio Azcárraga, con 2,600. Sin embargo a mí no me menciona la revista. Y yo soy un hombre rico, inmensamente rico.
Tengo vida, que recibí no sé por qué, y salud, que conservo no sé cómo. Tengo una familia: esposa adorable que al entregarme su vida me dio lo mejor de la mía; hijos maravillosos de quienes no he recibido sino felicidad; nietos con los cuales ejerzo una nueva y gozosa paternidad, ahora totalmente irresponsable. Tengo hermanos que son como mis amigos, y amigos que son como mis hermanos. Tengo gente que me ama con sinceridad a pesar de mis defectos, y a la que yo amo con sinceridad a pesar de mis defectos. Tengo cuatro lectores a los que cada día les doy gracias porque leen bien lo que yo escribo mal.
Tengo una casa, y en ella muchos libros (mi esposa diría que tengo muchos libros, y entre ellos una casa).
Poseo un pedacito del mundo en la forma de un huerto que cada año me da manzanas que habrían acortado aún más la presencia de Adán y Eva en el Paraíso. Tengo un perro que no se va a dormir hasta que llego, y que me recibe como si fuera yo el dueño de los cielos y la tierra.
Tengo ojos que ven y oídos que oyen; pies que caminan y manos que acarician; cerebro que piensa cosas que a otros se les habían ocurrido ya, pero que a mí no se me habían ocurrido nunca.
Soy dueño de la común herencia de los hombres: alegrías para disfrutarlas y penas para hermanarme a los que sufren. Y tengo fe en un Dios bueno que guarda para mí infinito amor.
¿Puede haber mayores riquezas que las mías? ¿Por qué , entonces, no me puso la revista ´Fortune´ en la lista de los hombres más ricos del planeta? 

viernes, 22 de junio de 2012

SERÁ QUE EL MUNDO AGUANTA HASTA QUE SE PONGAN DE ACUERDO?

RIO +20: EN BUSCA DE UN ASOLUCIÓN
El futuro del mundo está en manos de una cumbre de la que no se esperan grandes resultados aunque asisten los presidentes de China, Rusia y Brasil, no vienen el presidente de Estados Unidos, el primer ministro británico, ni la canciller alemana de los que se esperaría más compromiso. En medio de las angustias de la crisis europea y sus repercusiones globales y los 'tires' y 'aflojes' entre naciones ricas y pobres, el evento más importante en décadas, convocado para tratar de preservar a un planeta que se deshace, puede ser una gran desilusión.
El mundo no ha visto, quizá, una cumbre como la Conferencia de Desarrollo Sostenible de Río de Janeiro, más conocida como Río+20, que sesionará entre el 20 y el 22 de junio de este año. No se va a aprobar ninguna convención, pero el secretario general de la ONU la ha calificado como "una de las más importantes en la historia". Los asistentes son tantos (75.000) que la presidenta de Brasil pidió camas hasta a los moteles de Río de Janeiro para suplir la demanda. Participan 193 países y varios miles de ONG. Se han inscrito para hablar 130 jefes de Estado, aunque aún no se han publicado sus nombres. Hay cientos de eventos paralelos y además está la Cumbre de los Pueblos alternativa. (de la que hablaremos luego).

¿Qué reúne en Río a tanta gente? Sencillamente, la triste realidad del planeta. Hace 40 años, en una cumbre modesta en Estocolmo, en 1972, a la que solo asistieron dos jefes de Estado -el anfitrión, Olof Palme, e Indira Gandhi, de India-, los desafíos ambientales entraron por primera vez en el debate global. Veinte años después, en 1992, en Río, otra conferencia, con 108 jefes de Estado y 17.000 participantes, aprobó dos convenciones (sobre cambio climático y conservación de la biodiversidad) y puso en el diccionario mundial el concepto 'desarrollo sostenible'.
Otros 20 años han transcurrido. Poco se ha hecho sobre el segundo elemento de este término y mucho, lamentablemente, respecto al primero: el voraz desarrollo ha puesto a la humanidad en el trance de preguntarse, cada vez más alarmada, si su hábitat, el planeta Tierra, se está convirtiendo en otra especie en proceso de extinción.
Entretanto, sobre cambio climático, emisiones de gases de efecto invernadero (el Protocolo de Kyoto solo entró en vigor 13 años después y Estados Unidos no lo ha suscrito) y muchos otros temas de esas convenciones, las naciones distan de ponerse de acuerdo. Por eso, hoy Río, 20 años después, congrega a tanta gente (y por eso varios de los responsables del actual estado de cosas prefieren no asistir).

Río+20 se ha calificado como la "oportunidad en una generación" para que el concierto de las naciones enderece el rumbo y opte, por fin, por medidas prácticas y medibles para enfrentar el creciente deterioro del entorno natural del que la humanidad extrae los recursos para vivir. Cuarenta años después de Estocolmo, la población mundial es casi el doble, la economía, tres veces más grande y la demanda por recursos naturales supera en 50 por ciento la capacidad regenerativa del planeta. Esto solo empeorará en los años que vienen. La situación es tan grave que ya no puede revertirse, pero Río+20 debería generar consensos en tres áreas para que el mundo se adapte:
  1. un cambio en el modelo económico hacia una 'economía verde', que reduzca la pobreza y proteja el entorno; 
  2. una nueva institucionalidad ambiental global (se ha hablado hasta de un Alto Comisionado para Generaciones Futuras), 
  3. y unos "objetivos de desarrollo sostenible" que los países adopten para regular el desarrollo actual pensando en las generaciones futuras y la preservación de la buena y vieja Tierra, hoy excavada, arada, talada y desecada sin piedad. (esto es un aporte de Colombia).
El problema es que las mismas divisiones que surgieron en Estocolmo hace 40 años siguen dominando las negociaciones. ¿Quién y cómo va a dar agua, comida y energía a los 9.000 millones de personas que vivirán en la Tierra en 40 años

, es una pregunta que debería congregar a todos. Nada más inocente. El documento central de Río+20, El Futuro que queremos, que contiene las presuntas respuestas, por ahora solo se denomina Borrador cero: empezó en 6.000 páginas de sugerencias de los 193 países participantes y, después de meses de negociaciones, se ha reducido a 100, pero apenas 70 de sus 329 párrafos han sido acordados, y son los menos importantes. Lo demás sigue en plena negociación y el resultado, con suerte, será uno de esos documentos de consenso típicos de la diplomacia de la ONU.

¿Qué impide los acuerdos?
Los países del norte le apuestan a la economía verde, los del sur temen que se convierta en un chaleco de fuerza para su desarrollo y en una suerte de 'proteccionismo verde'. El Grupo de los 77 y China, que agrupa a los segundos, piden a las naciones del hemisferio norte cambiar sus patrones de consumo y producción, regulaciones estrictas a la extracción de sus recursos, y que cumplan compromisos de Río 1992 como la transferencia de tecnología o el pago de buena parte de los costos de la adaptación (lo que se conoce como el principio de las responsabilidades comunes pero diferenciadas), pues las naciones ricas fueron las que más destruyeron el medio ambiente en su camino al desarrollo, aunque los efectos los padecen con mayor agudeza los países pobres. Estados Unidos y otras naciones han intentado incluso retroceder frente a lo acordado 20 años atrás, mientras China, India y otras potencias emergentes no quieren oír hablar de limitaciones a su desarrollo. No hay consenso sobre la necesidad de nuevas instituciones globales que supervisen la sostenibilidad ni sobre la de los objetivos de desarrollo sostenible, sus metas o cómo hacer que se cumplan.

Esto ha llevado a una coalición de grandes ONG, como Oxfam, Greenpeace y otras, a sentenciar que "Río+20 no añadirá nada a los esfuerzos globales para garantizar el desarrollo sostenible". El potencial estallido de la zona euro y sus repercusiones internacionales y la tensa elección presidencial en Estados Unidos tienen la atención de los grandes de este mundo puesta en otras cosas. En tiempos de crisis y recesión, pocos quieren oír de los costos que implicará detener el deterioro del planeta. En 1992, en Río, se habló de que los países ricos tendrían que poner 100.000 millones de dólares anuales para ayudar al mundo en desarrollo a lograr los objetivos del desarrollo sostenible. Un reporte del BID para esta cumbre sostiene que serán necesarias inversiones de 110.000 millones de dólares en América Latina para lograr reducir a niveles tolerables la emisión de gases de efecto invernadero para el año 2050.

No todo es negro. Las cumbres han mostrado, a menudo, ser más que sus documentos. Río, en 1992, fue declarada un fracaso, pues Estados Unidos decidió, a último minuto, no firmar la Convención de Biodiversidad y los imperativos del consenso aguaron los documentos aprobados. Pero el mundo empezó a pensar en serio en desarrollo sostenible desde entonces. Las instituciones ambientales, pocas y débiles, florecieron. Y un intangible poderoso, la conciencia ambiental, se volvió protagonista en las discusiones globales. ¿Ocurrirá algo similar en Río+20 y a último minuto se logrará el consenso básico para seguir avanzando? Ojalá. Si los gobiernos no se pellizcan, la "oportunidad en una generación" que ofrece la Conferencia de Desarrollo Sostenible de Río de Janeiro podría perderse. La pregunta obvia será entonces: ¿habrá planeta para salvar en la próxima cumbre?

miércoles, 20 de junio de 2012

HABLANDO SE ARREGLAN LAS COSAS

Los dirigentes de nuestros paises deberían recibir menos corbatas en sus cumpleaños y más fábulas de Esopo. A ver si aprenden.


Un fuerte verano arreciaba en las planicies africanas y los animales andaban de un lado a otro en busca de agua para calmar su sed.  Luego de varias horas de fatigosa marcha, un tigre y un jabalí divisaron a lo lejos la misma fuente de agua.

- ¿Qué andas buscando tú, cerdo asqueroso? - dijo el tigre al jabalí.
- Lo mismo te pregunto, tigre maloliente.
- Yo vine a beber en mi fuente…
- ¿Tu fuente?… Ja, Ja, Ja... Para que sea tu fuente tendrás que llegar a ella primero que yo...
 

Los dos animales olvidaron los buenos modales y corrieron veloces hacía la fuente. El que llegara primero, se tomaría toda el agua sin importarle la sed del compañero.  El cerdo salvaje, más conocido como jabalí, llegó antes, pero en cuanto agachó la cabeza para beber, fue derribado por un zarpazo del tigre.  Enfurecido, el jabalí enfrentó al tigre y los dos se trabaron en un feroz combate.

Rasguños, mordeduras, heridas... Las dos fieras continuaban peleando y ninguna tomaba agua... Mientras tanto, un grupo de buitres hambrientos observaba la trifulca desde los árboles.

- Ey, amigo, ¿quién crees que ganará el combate?
- Aún está parejo, pero me sospecho que hoy comeremos chicharrón de jabalí…
- O un rico plato de tigrillo… Ji, Ji, Ji...

En medio de la pelea, las dos fieras se dieron cuenta de la cercanía de los buitres y de sus intenciones. Así que, sin dudarlo, tomaron la mejor decisión.
- Oye, jabalí, hermano mío…
- ¿Hermano?... ¿Cómo me llamas hermano?
- Verás, me parece que más que valientes somos tontos...
- ¿Lo dices por los buitres?
- Sí, están frotándose sus plumas negras esperando a ver quién cae primero de los dos...
- ¿Qué propones, entonces, hermano tigre?
- Que tomes agua tú primero...
- No, tú tienes más sed que yo... Ve tú primero...

- Tú por un lado, yo por el lado... Total, alcanza para los dos...
 

Deja las peleas para los tontos. Hablando se entienden los animales y la gente.

BIBLIOGRAFÍA - Esopo, El tigre y el jabalí.

miércoles, 13 de junio de 2012

LA CLANDESTINIDAD DEL BURKA

Malalai Joya, luchadora por los derechos de las mujeres afganas. 


"Los de la Alianza del Norte son iguales que los talibanes... Dicen que estoy contra el islam... Dicen que soy comunista... Son los señores de la guerra..."

La llamaron Malalai, como la guerrera que llevó a los afganos a la victoria frente a los ingleses. Y ella es valiente, luchadora como ella. Malalai Joya nació el 25 de abril de 1978, en Ziken, una pequeña aldea de Afganistán. Al año siguiente, los soviéticos invadieron el país que se vio envuelto en la violencia y las guerras tribales.

Cuando tuvo cuatro años, Malalai con su padre y su madre, huyeron a Irán y luego a Pakistán... Desde ese tiempo, escaparon de Afganistan unos tres millones de refugiados. A los 16 años, Malalai se convirtió en activista social. Estudiaba y enseñaba a los niños y a las niñas refugiadas del campamento pakistaní.

En 1988, los soviéticos abandonaron Afganistán. El país se sumergió, durante 8 años, en una guerra civil entre más de 20 tribus, lideradas por guerreros musulmanes, los temibles mujahidinis. En 1996, los talibanes tomaron Kabul, la capital de Afganistan. La vida de las mujeres se convirtió en un infierno.

VOCES DE HOMBRES EN PLANOS
Las mujeres, bajo la sharia, ley islámica fundamentalista, perdieron todos sus derechos.
 
No pueden trabajar... No pueden andar descubiertas... No pueden estudiar... Ni salir solas... Ni manejar carros... 
 
Los talibanes, de la etnia pashtún, venían a “purificar la sociedad”. Malalai Joya regresó a su país con una organización de apoyo a las mujeres y siguió dando clases, esta vez de manera clandestina. 

"La mayoría de mujeres afganas odiamos la burka, ese vestido que nos cubre de pies a cabeza. Si no lo hacemos, los talibanes nos violan y nos matan. Yo también llevo un burka por mi propia seguridad. Además, así puedo llevar libros escondidos para las mujeres". 
En octubre del 2001, las tropas norteamericanas y británicas invadieron Afganistán con el pretexto de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos. Bush dijo que Afganistán protegía a Al Qaeda. Atacaremos las instalaciones militares de los talibaes y sus campos de entrenamiento de terroristas.
 

Para entonces, Malalai se había convertido en dirigenta comunitaria. Escondida, seguía animando a las mujeres a oponerse a la sharia. Los talibanes no gobernaban oficialmente, pero seguían imponiendo el terror: Cerraban escuelas, tiraban ácido a las niñas que estudiaban. Las viudas se les prohibió trabajar y la única opción es vagar por las calles pidiendo limosna...

"Estamos entre dos enemigos: los talibanes y los mujahidines por un lado, y las fuerzas de la OTAN y Estados Unidos por otro".


En el 2003, a sus 23 años, Malalai Joya fue elegida delegada ante la Loya 000 Jirga, el Gran Consejo de las Tribus Afganas. En su primera intervención denunció a los señores de la guerra que integraban ese Consejo como criminales, culpables de la guerra en Afganistán y de la violencia contra las mujeres... pidio que fueran llevados a la corte nacional e internacional.

El 2005, Malalai fue elegida a la Asamblea Nacional. Desde allí, también denunció a los Estados Unidos y a la OTAN:

"¿Estados Unidos va a traer democracia con las bombas de racimo, el fósforo blanco, o bombardeos con aviones no tripulados que matan a inocentes? No lo creo. Ninguna nación puede liberar a otra de ese modo".

Dos años después de haber obtenido su escaño, fue expulsada del Parlamento por denunciar la inutilidad del mismo Parlamento cuando dijo: "El burro lleva cargas, la vaca da leche. Este parlamento no hace nada".

Malalai tuvo que casarse en secreto. Ocultar la identidad de su marido, de sus padres, de sus amigos. Ha sobrevivido a cuatro intentos de asesinato. Ella nunca duerme en la misma casa...





"Hasta que no haya una verdadera democracia en Afganistán sé que no podré recuperar mi escaño. Ni mi sueño".

Malalai Joya ha publicado un libro, “Una mujer contra los señores de la guerra” en que narra su historia y la de su país. Viaja por el mundo pidiendo solidaridad para su pueblo y acusa a los gobiernos que apoyan a los criminales de guerra afganos.


"Cada día, cientos de niños y niñas mueren de hambre en mi país, mientras Estados Unidos gasta dos mil millones de dólares al mes para mantener su invasión".

Quiero permanecer junto a mi pueblo para siempre, quiero vivir para verlos libres. Sin embargo, si muero, seré muy feliz si visitas mi tumba. Derrama un poco de agua sobre ella y grita tres veces. Quiero escuchar tu voz.

En Afganistán, actualmente, existen leyes que protegen a las mujeres. Sin embargo, 400 mujeres y niñas siguen encarceladas por “crímenes contra la moral”, por huir de matrimonios forzados, de la violencia intrafamiliar: Palizas, apuñalamientos, quemaduras, violaciones, secuestros y amenazas de asesinato... Incluso por practicar la “zina”, prostitución forzada, luego haber sido violadas y explotadas sexualmente.

Malalai Joya sigue en la clandestinidad del burka en su propio país.
 

viernes, 1 de junio de 2012

FELIZ DIA PAPA

Lo qué significa ser padre nos lo dicen los niños y niñas:

Recuerda, papá, que si no juegas ahora conmigo, cuando lo quieras hacer ya habré crecido.

Recuerda, papá, que lo que yo aprenda contigo, lo recordaré toda la vida.

Recuerda, papá, que me gusta que me hagan caso en las decisiones familiares.

Recuerda, papá, que me hace muy feliz que no tomes y que no maltrates a mi mamita.

Recuerda, papá, que me gusta mucho cuando abrazas a mi mamá y la besas… cuando la tratas con cariño.

Recuerda, papá, que me gusta que me ayudes con mis tareas y que apoyes mis ideas.

Recuerda, papá, que te ves tan lindo lavando los platos y con mi mami inventando platos ricos en la cocina.



- Te necesito papá como mi mejor amigo.