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miércoles, 5 de octubre de 2011

12 DE OCTUBRE, LO QUE NOS RECUERDA

Se acerca un aniversario más del encuentro entre culturas. Hace 500 años se presentó el mayor  acontecimiento de los últimos cinco siglos. En esta ocasión se realizó la primera operación comercial de la historia de América, que consistió en el trueque del oro de nuestros indígenas por espejitos rotos y chatarra vieja de la que traían los españoles en las tres carabelas. 

¡Oro por espejitos! ¡El primer intercambio económico de nuestra historia! Los cronistas, al conocer los términos del negocio, se apresuraron a calificar de idiotas a los pobladores de América. Pero no fue solo eso. Cuando llegaron Colón y sus amigos, los nativos salieron contentos a recibirlos. Aquellos pobres barbudos venían cansados, con hambre larga, sucios, olían muy feo. Parecían acabados. 
La principal ley de nuestros indigenas es la hospitalidad. También con ellos, aunque no sabían ni de dónde habían salido. 
Por la hospitalidad, les ofrecieron pan de yuca. Le hicieron asco. 
Hojas de tabaco. No sabían fumarlas. 
La playa para bañarse. Tampoco. Nada de eso querían.
Sólo señalaban los adornos de oro, los que se ponían en la nariz y en las orejas. Gritaban, les pedían eso. Por fin, se los dieron. A cambio, sacaron sus espejitos... Hasta rotos... Pero los nativos, no acostumbrados a la codicia, pensaron que estas cositas eran su saludo de amistad.

¿Y los indigenas quedaron conformes con el trueque? Los europeos son los que no quedaron conformes. Esos barbudos se volvieron locos cuando agarraron ese oro. No agradecieron. Les entró como una fiebre mala. Y empezaron a reclamar, con exigencias, con muchas amenazas. 

Los más viejos solo dijeron: Si la cosa empieza así, mal va a acabar.

Y no acabó mal, sino peor. Esta fiebre de oro duró tanto que en el primer siglo y medio de colonia española llegaron al puerto de Sevilla, en España, 185 mil kilos de oro puro. Auténtico.

185 mil kilos de oro puro que venían de América... que eran nuestros. Durante 500 años han jugado a regalarnos espejitos. Tal vez la historia esté al revés.

BIBLIOGRAFÍA
José Ignacio y María López Vigil, Noticias de Última Ira, AMARC-CEDEP 1990.

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