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jueves, 14 de abril de 2011

EL pueblo ACHUAR: LAS SIETE ESRELLAS DE MUSACH

Miren el cielo. La noche está estrellada y se puede ver bien claro a los Musach.
Ahí, miren. Esas siete lucecitas que están juntas.
Ellas nos señalan cuándo debemos sembrar, cuando florecerán los árboles, cuándo vendrán las lluvias.
¿Cómo llegaron al cielo esas lucecitas?

Eran siete huérfanos que vivían con sus padres adoptivos.
Una noche, se sintieron tristes y decidieron escapar construyendo una balsa.
Era el tiempo de las inundaciones y ellos se aventuraron aguas abajo.
Ankuaji, el padre adoptivo, vio la balsa que bajaba por el río y decidió alcanzarlos en su canoa para traerlos de regreso.
Los huérfanos se alejaron más y más hasta que llegaron al lugar donde el río se encuentra con el cielo.
Hicieron una escalera de bambú y subieron.
Ankuaji también subió, pero nunca pudo alcanzarlos.
En noches como ésta podemos ver su eterna persecución.

Los Achuar tienen una relación extraordinaria con la naturaleza.
Son grandes astrónomos y han logrado construir su calendario agrícola en base al movimiento de las siete estrellas conocidas como Las Pléyades o Musach, visible para ellos entre julio y abril.

Hablan el Achuar chicham y son de la misma familia lingüística de los Shuar en Ecuador, y los Awajún, aguaruna y huambisas en Perú
El pueblo Achuar se denomina a sí mismo como la gente de la palmera de aguaje, Achu shuar, abundante en los pantanos de la amazonía.
Son pocos, unos 18 mil entre hombres y mujeres. Viven en las provincias ecuatorianas de Pastaza y Morona Santiago. Y en el Perú, en la región de Loreto. Ambos territorios fronterizos.
En 1941, estalló una guerra entre ambos países y los Achuar se encontraron divididos en dos “nacionalidades”.
Siguieron viviendo en aislamiento extremo y su territorio fue considerado "tierra incógnita" hasta finales de 1960.
La vida les cambió radicalmente en los años 70. Primero, llegaron los misioneros evangélicos y católicos y cambiaron su modo de organización para reunirlos en comunidades.
Y casi enseguida, los invadieron las grandes empresas. En ambos países, el territorio Achuar es rico en petróleo.
La Occidental Petroleum, la depredadora Oxy, empezó a extraer el petróleo en una región remota del río Corrientes, habitada desde siempre por el pueblo Achuar.
Durante sus 30 años de operaciones, esta empresa, que luego vendió sus pozos a Pluspetrol, vertió 9 mil millones de barriles de residuos tóxicos en los ríos utilizados por los Achuar para beber, bañarse y pescar. Se considera el mayor desastre ecológico de la historia contemporánea.
Las organizaciones achuar peruanas y ecuatorianas presentaron denuncias ante la justicia norteamericana por los daños ambientales ocasionados por la Oxy y la Chevron Texaco, logrando que salieran de sus territorios.
Pero hay otras que se han quedado y gobiernos que lo han permitido.

Apu, si todos los ríos se tapan con petróleo y los peces se mueren, ¿cómo viviremos?
Me gustan los árboles, me gusta comer aguajes y chontacuros, Apu.
No nos iremos. Nuestros chamanes han tenido visiones con natem y maykiua y se han bañado en la cascada sagrada.
Ellos han visto a Arutam, nuestro dios guerrero. Él ha dicho que debemos seguir luchando.
Yo tomo guayusa cada mañana, Apu. Para ser fuerte y valiente.
Yo también, Apu. Y me pinto mi cara con achiote para ser alegre y valiente.

La guayusa es la planta con mayor contenido de cafeína en el mundo.
Hombres y mujeres la toman cada día para tener energía y eliminar las impurezas del espíritu.
Los achuar buscan su desarrollo respetando el equilibrio de la naturaleza.
Así, han creado un gran complejo ecoturístico natural en la comunidad de Kapawi, frontera ecuatoriana-peruana junto al río Pastaza.

En noches como ésta la Charapa nujintri, la que ellos llaman vía láctea, se puede ver.
Los animales recién nacidos, los Tanku takiamu, salen de sus huevos. El aguaje florece.
Es tiempo de esperanza, tiempo de crecimiento para nuestro pueblo.
Y las estrellitas de los huérfanos Musah nos indican que vamos a cosechar la paz.

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