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miércoles, 13 de abril de 2011

EL CAMINO DE LOS SUEÑOS


La chicha está fuerte. Como para empezar bien el día… y para escucharnos los sueños…

- Yo soñé con agua y muchos peces. Eran plateados, brillantes. - Entonces, eso es una gripe, debes cuidarte. Eso es así, los sueños nos cuentan lo que va a ocurrir.

Y lo que pasó antes, de antes que tú nacieras. Cuando nuestro pueblo sápara era grande y vivíamos felices cazando y pescando en la selva…
En aquel tiempo no había hambre.
Tú eres “ali muskuyuj”, un buen soñador… Cuéntanos para saber la historia…
Yo soy historia. Nací antes de mi abuelo.
El ayahuasca me llevó al mundo de los sueños y ahí estaba mi abuelo, un shímano, “chamán” poderoso.
También vi cómo nuestro pueblo fue desapareciendo, cómo la muerte llegó al lado de los españoles y los patrones del caucho.
La muerte llegó pero nosotros resistimos.
Nuestro pueblo sólo dejará de existir el día en que renunciemos a Piatsaw y Tsamaraw, nuestros dioses y maestros, para creer en el dios de los blancos.

Durante la conquista y la colonia española, los sápara vivían entre el río Napo y el río Pastaza, hasta el Marañón.
Su territorio se extendía desde la llanura andina ecuatoriana hasta la frontera peruana.
Las epidemias traídas por los europeos, el tráfico de esclavos, la explotación del caucho, los minerales, las guerras con otras nacionalidades, redujeron a la población sápara hasta hacerla casi desaparecer.
A principios del siglo 20, todavía existían más de 200 mil sáparas.
En la actualidad, no hay más de 1400, separados en territorio peruano y ecuatoriano.
En el año 1941, una guerra entre Ecuador y Perú dividió a las nacionalidades indígenas del oriente ecuatoriano al establecer límites fronterizos.
A partir de ahí, los sápara vivimos divididos entre ecuatorianos y peruanos.
La mayor parte de la población de la nacionalidad sápara se autodefine como kichwa, y por eso estamos en peligro de extinción.

¿Por qué nos separan?
¿Dónde quedará Amazanga, el maestro que nos enseñó a cazar, a pescar y es el guardián de los animales, los sacha runa, que cuidan el bosque?
¿Dónde los yacu runa, padres de los ríos y los urcu runa, espíritus de las montañas?
¿Los espíritus de nuestros antepasados con los que nos comunicamos, dónde los encontraremos?

Las misiones de los jesuitas y los dominicos también les causaron un grave daño al obligarlos a usar el kichwa como lengua común para facilitar la “evangelización”.
Hoy sólo unos diez ancianos hablan la lengua Sápara.
En el 2001, la UNESCO reconoció a la nacionalidad sápara como obra maestra del “Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad”, financiando un proyecto para revalorizar su idioma y su cultura.
Actualmente, el primer objetivo de la NASE (Nación Sápara del Ecuador), es revitalizar su cultura, su idioma y el chamanismo. Pero otros problemas los amenazan.

¿Qué va a pasar si es que entran las compañías petroleras? ¡Nos van a destruir!. ¿A dónde iremos?

El pueblo sápara, el mejor cuidador de la amazonía, el que sabe hablar con sus antepasados y los espíritus de la selva, pone su esperanza en Piatsaw, guía de sus sueños, quien no permitirá que desaparezcan.
Quien no sabe soñar es un ser incompleto.
Con sueños vivimos, con sueños estamos caminando.

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