Cierto día una mujer fue a sacar su licencia de conducir. En la oficina de
tránsito, una mujer policía tomaba los datos de los postulantes.
- ¿Su nombre? - preguntó la policía.
- Martha Delgado
- ¿Profesión?
- Soy una mamá.
- Lo siento, no ponemos mamá como opción. Vamos a ponerle ama de casa. - terminó la oficial.
Pasó el tiempo. Y un día cualquiera fue a una oficina estatal. Esta vez, la atendió una
funcionaria, de mucha postura, que ostentaba un
título muy despampanante que decía: "Interrogadora Oficial".
- ¿Cuál es su ocupación?
- Pues... - Martha dudó - soy "Investigadora Asociada en el campo del Desarrollo Infantil y Relaciones Humanas” - le respondió Finalmente.
La oficial la miró extraña y la dijo - podría repetirme por favor.
- Investigadora Asociada en el campo del Desarrollo Infantil y Relaciones Humanas - Le dijo Martha muy despacio.
- ¿Me podría explicar exactamente lo que hace usted?
- Claro. Tengo un programa continuo de investigación en el
laboratorio y en el campo.
- Que interesante...
- Actualmente estoy trabajando para mi maestría. Y ya tengo varios créditos... En el momento desarrollo cuatro investigaciones simultaneas. - Sonrie y piensa en sus cuatro hijos pequeños.
- Siga... siga...
- Mi trabajo es uno de los que mayor demanda tiene en
el campo de humanidades. Es bastante exigente, tengo un horario a
tiempo completo: de 14 a 24 horas.
- Es demasiado tiempo...
- Sí, es verdad. Pero tiene muchos más retos que cualquier otro
trabajo. Y las remuneraciones, más que económicas, están ligadas al
área de la satisfacción personal.
La funcionaria miraba a Martha cada vez con más respeto, mientras
apuntaba sus datos en el formulario. Una vez terminado el proceso, se
levantó de la silla y le dijo:
- La acompaño a la puerta, Doctora.
Al llegar a mi casa, emocionada por su nueva carrera profesional,
salieron a recibirla tres de sus investigaciones de más data: sus hijas de trece, siete y
tres años de edad.
Arriba podía escuchar su nuevo modelo
experimental en el programa de desarrollo infantil. Tenía seis meses de
edad y estaba probando una nueva metodología en vocalización.
Se sintió triunfadora. Había entrado en los registros oficiales
como una persona distinguida e indispensable para la humanidad. Titulada
en lo que era: ¡una Mamá!
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