Hasta ayer continuaba brillando en los ojos de la juventud la
imagen de los egipcios, musulmanes y cristianos, unidos en un gemido que se
convertía en grito, que despertó los deseos más nobles: el deseo de la
libertad, de la justicia y de la esperanza de un futuro mejor.
Hasta ayer... porque la imagen de vehículos blindados aplastando
de un modo bárbaro a los manifestantes paralizados ahoga el sueño y abre los
ojos a un horizonte que turba el horizonte de la primavera árabe. El sueño
-cuyos protagonistas eran los musulmanes y los cristianos de Egipto reunidos
como un solo pueblo en la plaza Al-Tahrir- se desvanece bajo la máquina de la
violencia y se convierte en una pesadilla con un escenario impredecible.
Una manifestación pacífica termina con escenas de violencia
inaudita descritas por el periódico saudí Al-Hayat
como “el suceso más sanguinario después de la revolución del '25 de enero' que
llevó a la caída de la dictadura de Hosni Mubarak”. El número de las víctimas
-según el ministerio de sanidad egipcio- es de 24 muertos y 212 heridos.
Todo comenzó el domingo 9 de octubre, con una manifestación
pacífica de protesta de los cristianos coptos, indignados por el ataque
realizado recientemente contra una iglesia en Assuan, en el sur de Egipto. Los
manifestantes deploraban el silencio de las autoridades frente a lo sucedido.
Los coptos pedían la dimisión del gobernador de la provincia de Assuan, Mustafa
As-Sayyed, acusándolo de haber sido el causante del ataque. As-Sayyed declaró
-como confirma el periódico Tariq
Al-Akhbar- que la iglesia era ilegal, en cuanto a que el edificio
había sido transformado en una iglesia a través de la manipulación de las autorizaciones.
Los extremistas tomaron nota de estas declaraciones e incendiaron el lugar de
culto cristiano.
Al día siguiente del ataque, As-Sayyed, en vez de condenar el
ataque, afirmó que “no ha habido ningún ataque porque en Assuan no hay
iglesias”, según la web cristiana Coptreal.
Tales declaraciones fomentaron la indignación copta que condujo a la
manifestación de ayer que partió del barrio de Shabra hasta la sede de la
televisión nacional, pidiendo la tutela del estados para los lugares de culto
cristiano y la paridad de derechos para todos los ciudadanos. Los manifestantes
pedían también la dimisión de As-Sayyed acusándolos de simpatizar con los
extremistas islámicos. La multitud, constituida no sólo por cristianos, también
por musulmanes que apoyan sus derechos, deploraba también la línea adoptada por
la televisión del estado de suscitar sentimientos anticristianos.
En aquel momento, las fuerzas del orden y el ejército
intervinieron con violencia reprimiendo a los manifestantes incluso con
vehículos blindados. alguno declaró haber visto a
un vehículo blindado arrollar a 5 manifestantes.
Egipto ha sido escenario de crecientes tensiones interreligiosas
en los últimos meses. Diversas iglesias cristianas han sido objetivo de ataques
terroristas. Al final parece que la iniciada primavera arabe está cambiando por un otoño arabe.
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