REVOLUCIÖN ESCRITA CON J
Quizás
no han leído a Gandhi ni a Luther King, pero conocen la eficacia de la
resistencia no violenta.
No tienen armas ni las necesitan. Se movilizan y se vuelven
políticamente peligrosos con sus celulares y sus redes sociales.
No se ponen serios para protestar. Saben que el humor es lo que más
desestabiliza a los tiranos.
No guardan respeto a los gobernantes, porque saben que los gobernantes
comen de los impuestos que paga el pueblo.
No tienen miedo a los policías con sus cachiporras ni a los gases
lacrimógenos.
Son políticamente incorrectos.
Son sexualmente incorregibles.
Son realistas: aspiran a lo imposible.
Están indignados.
Están indignadas.
Y saben que el camino hacia la dignidad pasa por la permanente
indignación ante la injusticia.
Son los jóvenes. Son las jóvenes. Una nueva generación que ha globalizado la solidaridad.
En Túnez, un joven de 26 años se inmoló y prendió la chispa de
libertad en el mundo árabe.
En Egipto, en la plaza Tahrir, acamparon centenares de miles de
jóvenes. Allí comieron y durmieron, allí fueron masacrados. Pero ganaron y
expulsaron al faraón.
En España, una multitud de jóvenes se ha tomado la Puerta del Sol
exigiendo democracia real ya.
Indignados... Indignadas... que han puesto en jaque a toda la clase política española... políticos que no son de derecha ni de izquierda... sino de los banqueros.
En Chile, son estudiantes quienes han movilizado a todo el país. Y han
sumado a sus profesores, a sus padres y madres, a los mineros, a los obreros, a
empleados públicos. Este es un movimiento radical...
En Grecia, en Portugal, en Islandia...
Hasta en Israel, los jóvenes se han lanzado a las calles pidiendo
justicia social, concientes de que la amenaza no viene de los palestinos, sino
de los banqueros judíos.
Carlos Marx, allá por el siglo 19, dijo que la revolución la harían
los proletarios.
Vladimir Lenin, comenzando el siglo 20, dijo que la revolución la
harían los prolertarios y los campesinos.
Augusto César Sandino, desde las montañas de Nicaragua, afirmó que
sólo los obreros y los campesinos llegarían hasta el final.
Pero en el siglo 21...
Cambiaron los tiempos, cambiaron los actores. En el siglo 21, revolución se
escribe con jota.
Jota de “jóvenes”.
El nuevo actor político, el más inesperado, son ellos y ellas, los
jóvenes que nunca fueron tomados en cuenta en los libros de politología ni en
los manuales revolucionarios.
Los jóvenes que nos ofrecen una sobredosis de esperanza.
Que nos gritan que las cosas pueden cambiar.
Que se puede luchar y ganar contra los los poderes mediáticos y
financieros y politiqueros.
¡Y que otro mundo sí es posible!
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